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Trabajar de Periodista en EEUU: Breve historia de mi experiencia

Francamente, nunca estuvo en mis planes emigrar a Estados Unidos y mucho menos ejercer mi oficio en esa poderosa nación. Cuando tuve que salir del país en búsqueda de nuevos horizontes, lo hice siendo casi un adolescente hacia el sur, específicamente hacia Panamá, donde viví por mucho tiempo

Sin embargo, ya de regreso en mi país, en 2006, se me presentó la oportunidad de irme a vivir a la capital estadounidense, Washington DC. por lo que decidí tomarle la palabra al destino como lo había hecho en otras circunstancias de mi existencia. Como bien repiten algunos evangelistas: “Los planes de Dios no son nuestros planes” o como dicen los abuelos: “Uno propone y Dios dispone”.

Paso 1: Investigar el mercado y los medios donde podría trabajar

Siendo que toda mi vida he caminado por los apasionantes y no siempre comprendidos senderos del periodismo, lo menos que pude hacer antes de establecerme allá, fue viajar un par de veces para hacer las averiguaciones básicas sobre cómo ejercer la profesión que me ha permitido toda mi vida ganar el sustentó y mantener a mi familia.

Me llamó la atención que la mayoría de los periódicos, en particular los hispanos, exhibidos en sitios estratégicos eran gratuitos, como con seguridad lo deben ser ahora, en razón de que su fuente de ingreso es la publicidad.

En particular me simpatizó El Pregonero, que, si bien está adscrito a la Arquidiócesis de Washington, su contenido no es estrictamente religioso sino comunitario.

Por lo demás no vi ni escuché nada que me hiciera pensar que lograr mi meta era posible. Por el contrario, algunas personas no titubearon en decirme que ser profesional en el país de origen no vale nada en Estados Unidos y que sin duda tendría que hacer lo mismo que doctores y abogados: lavar platos o trabajar en labores de limpieza como si estos no fueran trabajos honorables.

Una vez, viviendo en la capital de mundo, advertí que los recursos económicos con que contaba se me agotarían en cualquier momento por lo que tenía que buscar un empleo. Entonces recordé lo dicho por algunos seres poco optimistas con relación a los doctores y abogados

En mi caso, no es que me negara a lavar platos o trabajar en la limpieza de casas. Mi problema es que mi salud en esos tiempos me lo impedía por lo que, contra viento y marea, decidí buscar trabajo de lo que sabía. Después de todo, la esperanza es lo último que se pierde.

periodista latina

Paso 2: Comenzar a contactar y contestar todas las ofertas de trabajo

Espulgué los clasificados de los diarios hispanos, hasta que encontré un anuncio en donde solicitaban un “escritor”. Llamé y me dieron una cita. Resultó que el dueño era un árabe y su relacionista público, un centroamericano no muy leal a su jefe. Con todo, escribí un par de artículos y me aparté para buscar en otro lugar. Lo bueno es que allí supe que si se podía.

Me acordé de El Pregonero y ni lento ni perezoso solicité una cita con sus jerarcas con la suerte de que pude ser atendido por ellos, quizá atraídos por mi leyenda de que necesitaba asesoría para montar un periódico digital. Una vez reunidos me quedó claro que no me habían creído mi mentira piadosa, pero tampoco me recriminaron.

Por el contrario, sorpresivamente el director Rafael Roncal, me explicó que la comunidad latina más grande en Washington D.C, la salvadoreña, estaba perdiendo el prestigio ganado como buenos trabajadores, debido entre otras razones a la delincuencia, y que por tanto precisaba buscar la manera, desde el periodismo, de recuperarla.

Me estaba diciendo exactamente lo que yo quería oír. Que podía realizar trabajos para el Pregonero y además sobre un asunto de mi más rotundo interés, es decir, sobre la cotidianidad de la comunidad latina y en particular la salvadoreña. Entonces ¿sobre qué tema puntual reporteaba, si aún no conocía in situ la dinámica de la comunidad?

Mi primer reportaje

Puse a alumbrar el foco y recordé que un día antes vi en Maryland a una salvadoreña vendiendo “pupusas” (plato emblemático de la gastronomía nacional). Luego supe, a raíz de información proporcionada por la pro inmigrante Casa de Maryland que cerca de allí, en Langley Park, había más señoras vendiendo el mismo producto

Para mi sorpresa, en las calles del populoso lugar estaban aparcadas unas 20 trocas color blanco habilitadas para vender pupusas y en menor medida comida mexicana, cuyo número era casi igual a los chalets existentes en Olocuilta, ciudad salvadoreña famosa por vender las susodichas tortillas rellenas.

¡Bingo! Ya tenía el reportaje en mi cabeza, hasta el título: “Pupuserías otra muestra de la laboriosidad salvadoreña”., aunque me faltaba operativizar todo, desde realizar entrevistas, tomar fotografías y explorar cifras hasta buscar opiniones, incluidas de las autoridades correspondientes.

Al cabo de aproximadamente seis meses, y luego de haber trabajado otros reportajes para el Pregonero recibí una llamada del subdirector, Miguel Vivanco, para comunicarme que el diario había sometido mi escrito “Pupuserías, otra muestra de la laboriosidad salvadoreña”, ante el concurso anual de la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá y que había ganado el tercer lugar.

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Diversificando y aumentando mi cartera de clientes

No obstante, mi trabajo en el Pregonero era como FreeLancer, por lo que, si tenía que hacer frente a mis gastos, como me pedía el bolsillo, tenía que buscar un empleo adicional. Fue así que de nuevo espulgué las páginas amarillas encontrando que en El Comercio Newspaper, situado en Manassas, Virginia, necesitaban un “escritor”.

Llamé ofreciendo mis servicios y no me pararon bola. Llame otra vez y tampoco. Una buena hora me llamó por teléfono una señorita para decirme que me presentara a El Comercio con el currículo en mano. Eso hice, pero el director Ronald Virto, no me hizo pasar de inmediato a su oficina. Antes decidió leer mi trayectoria. Al finalizar la entrevista y tras hacerme algunas pruebas me dijo que el trabajo era mío.

Objetivo cumplido: Trabajar como Periodista en USA

De regreso a casa ubicada en el otro extremo del área metropolitana de Washington, celebré con las canciones más alegres de Neil Diamond, a todo volumen.

Tenía pues, dos trabajos de periodista en Estados Unidos. Uno, como independiente en El Pregonero y otro como reportero de planta de El Comercio para el área metropolitana de Washington, incluidas las capitales de Maryland y Virginia, Annapolis y Richmond, respectivamente.

Una vez que emprendí de lleno la hazaña me centré en entrevistar al liderazgo latino, cubrir casos de naturaleza humanitaria, realizar algunos reportajes y redactar notas simples y complejas. Incluso cubrí eventos en la Casa Blanca.

Es de destacar que la sede el periódico estaba en Manassas, capital de Prince Williams, Virginia. En ese tiempo, 2008-2009, que coincidía con el ambiente pre electoral de la Unión Americana y con la crisis inmobiliaria, el condado de Prince William promulgó una ley anti inmigrante considerada como la más severa de la nación

Reporteé los sucesos más álgidos de ese proceso, encabezado por estadounidenses “racistas”, tipificados así por organizaciones humanitarias, entre ellas, Méjico sin Fronteras.

Reconocimientos y premios

Producto de todo ese esfuerzo, además del Tercer Lugar mencionado, obtuve tres premios adicionales, entre ellos el Primer Lugar por el Artículo, “La contribución de los afrolatinos al desarrollo de Estados Unidos”, otorgado por La Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos (CPA), así como el Premio a la Excelencia, José Martí, concedido por la Asociación de Prensa escrita de Estados Unidos y Puerto Rico (NHAP) por el artículo “Ex ángeles y ex demonios”.

Nuevas oportunidades de vuelta en El Salvador

Un día, cuando los abundantes bosques que circundan Washington comenzaban a lucir su hermoso color de sol, fui convocado por la dirección de la Policía Nacional Civil de El Salvador para desempeñarme como asesor de Comunicaciones de dicha corporación, en momentos precisos en que los grupos delincuenciales conocidos como “maras” estaban en pleno apogeo.

Pocos años después, fui nombrado jefe de Comunicaciones de la citada institución de seguridad, sin nunca poder olvidar, ni dejar de apreciar, mi experiencia periodística en Estados Unidos. Esto más que para un artículo, da para un libro (Fin).

Autores

  • Carlos Ramírez

    He dedicado tres décadas a la profesión periodística, logrando reconocimientos internacionales como el 'Primer Lugar' otorgado por la Catholic Press Association de Estados Unidos y Canadá (CPA), así como el 'Premio de Excelencia' de la National Association of Hispanic Publications de Estados Unidos (NAHP).

  • Joaquin Suárez
    [Editor]

    Editor jefe en Vida en USA. Desde mi partida de España en 2010, he recorrido el mundo, absorbiendo culturas y aprendiendo en cada parada. Apasionado del blogging, busco conectar con lectores a través de historias que inspiran y educan sobre la vida en Estados Unidos.

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